Una vez, en el instituto (en aquellos tiempos tan lejanos de BUP y COU), durante un examen de geología, me sucedió aquello que para mí es el deseo de cualquier estudiante, que el examen toque los temas que uno se sabe a las mil maravillas.
Me dieron una roca, en ella destacaba muy bien el mineral que yo tenía que identificar. Aún recuerdo su forma ramificada, dendrítica, que podría confundirse con un fósil. De color negro con brillo metálico. El ácido clorhídrico reacciona en ella, sabía que era un óxido de manganeso, pertenecía al grupo del rutilo y que el nombre del mineral era... era...
¡No me lo podía creer! Había escrito toda la descripción, me sabía su fórmula química, incluso sabía que se utilizaba para decolorar el vidrio por su poder oxidante y que el manganeso servía como colorante para la cerámica y el vidrio (lo había leido por mi cuenta, no me lo habían explicado en clase). Pero era incapaz de recordar el nombre.
Del cielo estudiantil, caí al más profundo de los infiernos de los exámenes. Me había quedado en blanco.
Así me quedé mientras pasaban los minutos, tratando de recordar el nombre del mineral que había en ese pedrusco.
Llegó la hora de entregar el examen y yo, con un nudo en el estómago, decido poner un asterisco en donde tenía que escribir el nombre del mineral y al final de la hoja, puse:
"En este momento soy incapaz de recordar el nombre, es más, estoy segura que lo recordaré nada más entregue este examen, pero creo que la descripción que he dado del mismo es lo suficientemente correcta y adecuada para identificar el mineral del que estamos hablando. Espero que lo tenga en cuenta. Gracias"
Entregué el examen y al cruzar el umbral de la puerta, de mi boca salió una palabra: Pirolusita
No saqué un diez, pero estuve muy cerca :)