A raiz de un post de ana, he recordado mis años en el piso de Zaragoza, buscaba una foto de aquel piso, y me encontré la de una tarde-noche con pizzas y cervezas, en la que se ven las plantas que sobrevivían con nosotras.
Increible pero cierto, esas plantas aguantaron mucho, bueno, todo gracias a los cuidados de B. Yo conservo una ramita que me llevé y sigue viva... todavía.
Además de las plantas, una tabla de planchar fue otra novedad que aportamos al piso, en realidad no la aportamos ninguna de nosotras, fue nuestro primer chico italiano en el piso, cuando E se fue a Barcelona.
Ahí estamos las tres chicas y llega V preguntando por la tabla de planchar ya que la necesitaba, y nosotras, pues, esto..., planchábamos a veces lo que se arrugaba mucho sobre la cama, si es que teníamos algo que se arrugaba mucho... y yo personalmente no planchaba mucho (por pereza?, porque mi ropa no se arrugaba? :D)
Esa misma tarde, aparece él con una flamante tabla nueva bajo el brazo.
Tambien estaban las cenas comunes inesperadas, eso era cuando algun@ se pasaba con el perolón de pasta o arroz y bueno, lo que en principio era un menú para uno, se convertía en menú para 4.
Dejo para el final lo mejor de nuestro piso. El sofá atrapador. Tenía la apariencia de un sofá, pero estoy segurísima de que le salían brazos invisibles que nos impedían salir de él(como los de la protagonista de Elfen Lied, si alguien lo ha visto). Cuando estábamos B y yo en ese sofá y se acercaba peligrosamente la hora de salir a clase, no podíamos, no había manera humana de salir de él, menos aún si acabábamos de comer y el reloj marcaba las 3 de la tarde.
Tuve momentos buenos y malos... pero ganan por goleada los buenos y mejores.
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